En los últimos tres meses, la pandemia del coronavirus nos está abriendo brutalmente los ojos enfrentándonos a la necesidad apremiante de la Federación Europea ya. Esta crisis global exige que la Unión Europa tome medidas extraordinarias, unitarias, coordinadas y rápidas, lo cual no debe llevar a abandonar su objetivo de convocar la Conferencia Europa sobre el Futuro de Europa, con objeto de profundizar en su modelo político que será lo que permita hacer frente a futuras crisis de distinta naturaleza. El coronavirus desvela aún más la necesidad de la Conferencia Europea para hacer frente a medio y largo plazo, al menos con la perspectiva de una década, a los desafíos que se enfrenta Europa.
La crisis del coronavirus que afecta a toda Europa y al mundo nos desvela lo importante que ha sido la construcción europea, así como la necesidad de su reforzamiento hacia más y mejor Europa, como dice Enrique Barón en el título de su libro. Sin embargo, en estos días se oyen con intensidad manifestaciones como que “Schengen ha saltado por los aires”, “Europa ha naufragado una vez más”, “la necesidad de reformar sus fundamentos y por tanto se necesita iniciar su refundación”, “la pandemia es un reflejo del fracaso de Europa y de su incompetencia y por ello, es difícil que Europa salga viva de la crisis”, y otras manifestaciones parecidas.
Si bien algunas primeras medidas por parte de algunos Estados miembros sobre el control de sus fronteras se hicieron de forma unilateral, en los últimos días se están implantando de forma coordinada y en aplicación de las normas de Schengen, que permiten adoptar estas actuaciones en casos como éste. La Unión Europea no ha naufragado, sino que durante los últimos 70 años ha sido el proyecto que ha permitido salvar a Europa del naufragio de las dos grandes guerras mundiales permitiendo una paz, prosperidad y distribución de la riqueza como no había habido nunca. Por lo tanto, no se trata de reformar su fundamento y hacer una refundación, sino lo que hace falta es dar un paso más y robustecer este proyecto basado en unos valores compartidos, de igualdad, libertad y solidaridad y que se aplican de forma afectiva a través de sus políticas comunes.
Esta crisis global exige que la UE tome medidas extraordinarias, unitarias, coordinadas y rápidas
Efectivamente, la Unión Europea esta yendo con cierto retraso con las medidas que tienden a paliar los efectos de la crisis, pero, sin embargo, quienes así se manifiestan, se olvidan de que en materia sanitaria y en gestión de epidemias los Estados miembros no han atribuido competencias a la Unión Europa. Precisamente por eso, y por ser este ámbito intergubernamental, es más difícil tomar decisiones rápidas y eficaces. En el único ámbito en el que la Unión Europea tiene una estructura federal, aunque a 19, que es en el Banco Central de la UEM, tal y como ha explicado Enrique Barón, éste ha tomado decisiones importantes y eficaces, siendo uno de los primeros bancos centrales en hacerlo el 18 de marzo del 2020, garantizando liquidez, en definitiva, para los ciudadanos, por una cuantía de 750.000 millones de euros; lo cual nos permite concluir que la Unión Europea saldrá viva
si profundiza su modelo federal.
La pandemia del coronavirus debiera ser una crisis que permita conseguir dar un paso más en la Federación Europea en construcción. De la misma forma que la segunda guerra mundial fue la que impulsó la Declaración Schuman -de la que celebraremos ahora el 9 de mayo su 70 aniversario-, que anunciaba la necesidad de la puesta en marcha de la primera etapa de la Federación Europea con el nacimiento de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), esta epidemia puede ser la oportunidad de transformar un gran problema -esta abrumador y trágico coronavirus- en el fortalecimiento del impresionante proyecto de construcción europea en el que convivimos.
El avance en la Federación Europea permitirá una Europa más fuerte en el mundo
Hay quienes aprovecharon la situación en el mes de enero de 2020 para señalar que el modelo chino tenía los pies de barro, y se aprovechaban de sacar pecho a favor del modelo americano. Ahora en el mes de marzo está pasando lo contrario, hay una ola, alimentada por la diplomacia china, de exagerar la relevancia de su modelo e incluso reforzando su posición e influencia política en el mundo, señalando que es la primera potencia mundial dada la eficacia en controlar la epidemia, olvidando que el virus viene de China. Ni una cosa ni otra, es la hora, en el mundo, del federalismo europeo.
Debemos luchar por alcanzar la era del federalismo europeo, parafraseando el libro de Enrique Barón; en esta situación de bipolaridad creciente, entre dos modelos diferentes de sociedad y en competencia con enfrentamientos progresivos que están fraguando un bilateralismo creciente. El mundo necesita el tercer polo europeo, que nace como consecuencia de un modelo de sociedad diferente, la sociedad del bienestar europeo. Ésta es consecuencia de un equilibro entre mercado, sociedad y Estado y es la sociedad la que prima y utiliza al Estado, al poder público, para regular al mercado.
Este tercer polo, la Federación Europea en construcción, está en pleno relanzamiento con una agenda estratégica audaz, fundamentada en los valores compartidos -cuyas prioridades son el pacto por la sostenibilidad, la agenda digital, el robustecimiento del modelo social- que esta poniendo en marcha la Comisión Von der Leyen, que goza de una enorme legitimidad política como posiblemente no tiene ningún gobierno en Europa, ya que su agenda y sus prioridades lo ha respaldado más del 60% de la Cámara el 27 de noviembre de 2019 con su voto definitivo de investidura.
Una agenda estratégica audaz, con el pacto por la sostenibilidad, la agenda digital, el robustecimiento del modelo social
Esta agenda tiene como prioridad exterior “Una Europa más fuerte en el Mundo”, que esta liderando Josep Borrell al frente de la diplomacia europea. Borrell se ha dado cuenta que para consolidar este tercer polo en el mundo hay que hablar con chinos y americanos en el lenguaje del poder -económico, comercial, tecnológico, defensivo…-, sin olvidar que el poder más importante que tiene la Unión Europea, hoy, es el poder normativo que es el que permite reformar las normas internacionales, fortaleciendo la gobernanza mundial, frente a estos dos unilateralismos excluyentes.
Por tanto, para conseguir “Una Europa más fuerte en el Mundo” es imprescindible reforzar la dimensión federal europea, que permita mejorar la toma de decisión, superando la unanimidad en la toma de decisiones en el Consejo de Asuntos Exteriores para temas como sanciones y los que tengan que ver con la gobernanza mundial, incluida la seguridad y la lucha frente a las epidemias.
Estamos en un momento gravísimo para la humanidad y la Unión Europea no puede hablar a los otros dos polos con un sistema de decisión ineficaz, donde tan solo uno de los 27 Estados puede bloquear una decisión en estas cuestiones cruciales para Europa y para el mundo.
Madrid, 25 de marzo de 2020
Francisco Aldecoa Luzárraga
Presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo
Catedrático de Relaciones Internacionales en la UCM